Enamórate de Lisboa

La capital portuguesa es una ciudad que enamora a todos los que se acercan a conocerla. Tiene la apariencia de una gran capital cuando se visita la zona nueva, pero todo el encanto de la vieja Europa cuando nos perdemos por su zona vieja. La más visitada por los turistas y en la que están todos los lugares de interés.

Pero una de las mejores cosas de Lisboa es que es una ciudad a la que es agradecido ir en el coche particular o alquilar uno, ya que los alrededores tienen muchos sitios bonitos a los que poder ir. Y todos ellos cuentan con buenos lugares para aparcar.

Sintra es uno de los puntos de interés más visitados por quienes acuden a Lisboa. Está a tan solo 25 km y cuenta con un precioso castillo que nadie quiere perderse. Encontrar parkings en Sintra es bastante sencillo, tanto gratis para los más madrugadores, como a muy buen precio para quienes prefieren no apurar tanto.

También puedes visitar Belem, donde fabrican los famosos pasteles que tanto han dado que hablar y que tan ricos están. Pero en este caso, el coche particular no es lo más recomendable ya que hay una línea de tranvía que te deja justo delante de los puntos de venta. Solo tienes que acudir en el tranvía, disfrutar de un paseo por la zona, comprar los pasteles y volver al centro.

En Lisboa puedes pasear sin necesidad de coche por todos los lugares de interés. Pero el tranvía es la forma más agradable de descubrir la ciudad con comodidad. Además, su precio es bastante económico y puedes sacar una tarjeta de transporte que hará que todavía te resulte más barato y cómodo el subirte.

Si por el día la ciudad resulta interesante, por la noche no lo es menos. Hay muchos lugares en los que cenar y escuchar cantar fados. La mayoría están pensados para los turistas, pero eso no quita que los profesionales que actúen tengan un gran nivel. En los barrios más característicos de la ciudad se pueden encontrar puntos de fado con un sabor más tradicional.

El castillo de San Jorge, la catedral, el Chiado o la zona de tiendas son lugares perfectos para pasar el día y perderse sin rumbo por una capital cuyo centro no es muy grande y resulta muy agradable para callejear incluso si no sabes a dónde quieres ir.