La envidia de los amigos 

En los últimos tiempos, tener una terraza se ha convertido en un objeto de deseo para muchos. Porque una terraza supuso poder respirar aire fresco en aquellos tiempos en los que no estaba permitido pisar la calle. De repente, nos dimos cuenta que aquella parte de nuestra casa a la que tampoco le prestábamos demasiada atención era una joya de valor incalculable. Y nos dedicamos a dar envidia a amigos y conocidos con todo tipo de fotos disfrutando de nuestra terraza.

Ahora que ya los tiempos oscuros parecen ir quedando atrás, nosotros seguimos enganchados a nuestra terraza y la cuidamos como si fuera oro puro. Antes de la pandemia, la usábamos básicamente para almacenar cosas, guardar la bicicleta, colgar la ropa mojada, etc. No teníamos mesa y sillas terraza. Y no porque no tuviera buenas vistas ni nada, sino porque ni mi novio ni yo hemos sido nunca de pasar mucho tiempo en la terraza. Pero ahora lo vemos de otra manera.

Quitamos las bicicletas y las guardamos dentro de casa en un soporte especial para bicis que nos ahorra mucho espacio. Todo lo que teníamos almacenado en la terraza lo hemos ido distribuyendo dentro de casa o hemos tirado lo que ya no necesitábamos. Todo con el objetivo de liberar espacio para disfrutar de esta terraza como se merece.

En cuanto pudimos nos fuimos a una tienda especializada en mobiliario para mirar mesa y sillas terraza. También colocamos una estufa especial para estos ambientes de cara al invierno. Y, por supuesto, una lona para no mojarnos en caso de lluvia. Este sistema lo diseñó mi novio a través de unos videos que vio en internet. Se trata de una lona que puede ponerse y quitarse fácilmente según el tiempo que haga: ideal para nosotros puesto que nuestra terraza no se podía usar en caso de lluvia.

Y ahora que ya por fin podemos quedar con los amigos, ya no tienen que sentir envidia: les invitamos a que vengan a nuestro palacio a disfrutar del terraceo. Esperemos que no llegue otra pandemia, pero si llega, ahora estaremos preparados.