¿Cuáles son los mejores quesos de vaca suizos?

Suiza es una nación con más de 600 queserías y alrededor de 430 tipos de quesos, lo que la convierte en un destino referencial para los amantes de este producto. Comprar quesos de vaca suizos es, para el consumidor occidental, una oportunidad de descubrir cuatro de los manjares más típicos del país centroeuropeo: Le Gruyère, Vacherin Fribourgeois, L’Etivaz y Sbrinz.

 

El primero de los quesos vacunos que más sorprende a los turistas es Le Gruyère o simplemente el gruyer. En su elaboración interviene leche proveniente de vacas, pero no de cualquier vaca, sino de manadas de estos bovinos que pastan en libertad por los Alpes suizos. Aromático de intenso sabor, el gruyer se originó en el siglo XII, por lo que es un queso con solera.

 

Otra delicia quesera de Suiza es el Vacherin Fribourgeois, que debe su nombre a la raza vacuna del mismo nombre que pasta en la cordillera alpina suiza. Denominado a su vez como queso friburgués o Vacherin de Friburgo, este producto posee un curioso sabor a una nuez y una textura blanda, y su olor puede ser apestoso en extremo.

 

De sabor parecido al gruyer, L’Etivaz —o Etivaz a secas— procede del sudoeste de los Alpes suizos y destaca por su gusto picante y afrutado, con singulares notas a nuez que pueden variar de un fabricante a otro, siendo por supuesto todos artesanales. Visualmente, el Etivaz posee un color blanco-amarillento, y una pieza completa de este queso puede alcanzar los 35 kilogramos. Su precio, más o menos privativo, se debe a la escasa cantidad en que se produce anualmente, del orden de menos de 20 mil hogazas.

 

Por último, el ‘abuelo’ de los quesos de pasta suizos es el Sbrinz, considerado el más antiguo de Europa y uno de los más longevos a nivel internacional. Su dureza es tal que se emplea habitualmente como reemplazo del parmesano, y se caracteriza por tener un sabor cercano al chocolate y el café. Su periodo de maduración alcanza los 30 meses, nada menos.