Artículos de divulgación 

Me gustaría tener mucho más tiempo para escribir mis artículos, pero así es este negocio. Una cosa es trabajar en el New York Times y otra ser redactor. Y no hay cosa peor que creerse lo que no eres. A pesar de todo, este trabajo también tiene sus reglas y protocolos. Y aunque hoy estés escribiendo de una cosa y mañana de otra totalmente diferente, hay que intentarlo hacer de la mejor manera posible. 

Por eso cuando me pidieron que empezara a escribir unos artículos sobre psicología, valoré qué opciones tenía para hacerlo bien. Era un tema que me interesaba, y eso es el primer paso para hacerlo correctamente. Porque si un tema no interesa nada, se acaba notando. Sin embargo, también había que tener en cuenta de que se trataba de un tema delicado que requería una mínima formación. Y por eso no dudé en solicitar información para elaborar los primeros artículos pidiendo ayuda a unos Psicólogos especialistas en de ansiedad en Ourense.

Como digo, cuando se habla de temas tan delicados como la ansiedad y se pretende ofrecer información contrastada no queda otra que acudir a fuentes fiables que son las que aportan los profesionales. La cuestión es que ese proceso sea lo más rápido posible. Lo que muchos lectores de esta clase de artículos no saben es el precio que se paga por un texto. Dependiendo del precio, el redactor tiene un tiempo determinado para elaborarlo. 

No quiero ni saber lo que puede cobrar un periodista por un artículo de investigación para un periódico de renombre. Es evidente que, de esa manera, tendrá tiempo suficiente para tomárselo con calma. Pero en nuestro caso, es de otra manera. Lo que cuenta es la rapidez con la que se escribe. Y si para terminar el artículo necesitas información de Psicólogos especialistas en de ansiedad en Ourense, esta tiene que llegar rápido, para que merezca la pena incluirla. Pero cuando el artículo está terminado, siempre es un placer si se ha hecho a tiempo, pero ofreciendo información contrastada. Los lectores son los que tienen la última palabra.